miércoles, 2 de abril de 2008

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Ayer fue un dia durillo para todos los que esperamos.

Aún no ha amanecido. En el cielo brillan las estrellas y la media luna. Son una de esas estampas de la primavera. Si algo bueno tiene levantarse tan temprano, es poder observar como lentamente amanece. Hasta en los días más grises, la luz termina por ganar la batalla de la oscuridad.

Yo me siento así con esta larguísima espera. Vivo como en una eterna noche, de la que parece que nunca vamos a salir. Lo que pasa es que en mi noche, también brillan las estrellas. Incombustible, tú, siempre brillando dentro de mi corazón. Y mi luna, que es tu padre, que nunca deja de girar a mi alrededor para darme fuerzas y ánimos.

Mis noches oscuras tienen también muchas estrellas. La familia, los amigos, el trabajo, las coass buenas de mi vida y de las cuales estoy obligada a disfrutar, la gente maravillosa que me has ido poniendo por el camino para que no me sienta tan sola...Mis noches son oscuras pero son preciosas sin duda alguna.

Yo se que un día, un día lejano, pero un día cualquiera, el sol también romperá mi madrugada para dar paso a una mañana clara, radiante y luminosa. Tú. Tú eres mi mañana. Y ese dia, no habrá amanecer más hermoso ni mujer más feliz que yo. Ni hombre que tu padre. Ni familia que la tuya, ni amigos. Son tantos los que te esperan...

Así que seguiré viviendo en mi noche, oscura pero brillante. De aqui no me muevo, porque desde ese lucero radiante que se encuentra tan cerquita de la luna, me asomo a tus ojos.

Te quiero cariño, y te necesito, y mucho, y por eso mismo, mis fuerzas y mis ánimos, seguirán intactos. Porque tú te mereces una madre que cada mañana al levantarse, mire ese cielo aún oscuro y piense en tí con toda la esperanza del mundo. Y voy a estar a la altura. Porque tu madre, soy yo.

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