domingo, 18 de mayo de 2008

Entre el bambú...


Querida peke del alma:


Gracias por el regalo que nos has hecho a tu padre y a mí este fin de semana.


Sabes que por el cumple de papá siempre le regalo una escapada a algún hotelito pequeño, rodeado de naturaleza, esa que tanto le gusta observar...


Pues bien, este año encontré en Jaén, en plena Sierra Mágina, en un pueblecito llamado Arbuniel, un hotelito, "Las Aguas del Arbuniel", de sólo 11 habitaciones, precioso, en medio de un jardín espectacular, rodeado de un paiseja maravilloso, y en el que sólo se escuchan los trinos de los pajarillos y el murmullo de las aguas que corren y rodean todo el lugar.


Allí que llegamos el viernes por la noche. Y la sorpresa, que éramos los únicos alojados. Nos dimos un paseito por el jardín y ya me emocionó el observar como una planta tan tuya, el bambú, crecía fuerte, frondoso, y llenaba muchos rincones del lugar.


Sonreí pensando en tí. Mi niña del alma. Por la mañana, decidimos hacer una ruta en coche, y mirando la guía, vimos que existía una ermita pequeñita, que como no podía ser de otra forma en un fin de semana tan mágico, era la ermita de "Santa Lucía".


Al volver tuvimos una larga charla con el gerente del hotel, Juan, un hombre absolutamente encantador, que nos contó la historia del hotel, antiguo caserío, y de como muchas veces, al tener sólo 11 habitaciones, se llena con una familia que celebra algo, o con unos amigos que se reunen allí...


Yo ya le había hechado el ojo pensando en esas kedadas nuestras que tanto calman nuestro corazón, y me imaginaba ese jardín llenito de chinis corretenado alegres, entre el sonido de las fuentes, del estanque y por supuesto, del bambú.


Juan nos comentó que tenían un libro en el que las personas que habían pasado por allí podían dejar una dedicatoria, un saludo o lo que quisieran... Casualmente nunca veo ni pido esas cosas, pero después de comer, sentados en el porche, con la tarde de primavera más bonita de los últimos días, le pedí a papá que me trajese el libro porque yo también quería escribir algo.


Había comentarios desde el año 2006, los fui leyendo por encima, hasta llegar al último de hace apenas unas semanas, y entonces, querida niña, el alma se me encogió y los ojos se me llenaron de lágrimas por la emoción, leí algo así...


"El Hilo Rojo nos unió hace 3 años en Hunan, y hoy nos une de nuevo junto con nuestras hijas de ojos rasgados...". Era un mensaje de un grupo de familias de Jaén, Granada, Madrid, Guadalajara y Valencia, que habían estado alojados allí hace muy poco.


Yo como pude también escribí una dedicatoria. Hablé de ese hilo rojo, caprichoso a veces, que me había llevado hasta ese rincón perdido, en el que el paisaje me reonciliaba con la estrellas, con el cielo, con la vida... para que encontrase ese mensaje en unos días tristes por lo ocurrido en china y recordase que allí, en algún lugar del cielo, tú me esperas, hija del alma. En la postdata prometí que algún día cuando estés aquí, te llevaremos allí, para que sepas que el mismo bambú que te vio nacer, también te esperaba al otro lado del mundo, donde tus padres te soñaron, esa tarde de primavera...


Emocionados subimos a descansar, y al bajar a cenar, Juan, estaba leyendo mi dedicatoria... Él también estaba muy emocionado. Me dio las gracias y me contó lo bien que lo habían pasado esas familias, lo bonitas que eran las niñas y lo felices que se les veía a todos. Nos deseó toda la suerte del mundo.


Y al llegar al restaurante, un centro de mesa hecho con una vela roja, una dorada, lavanda y romero de la sierra presidía nuestra mesa. En una noche de casi luna llena, una vela roja y los aromas de la sierra de andalucía embriagaban nuestros sentidos.


Al volver al jardín, miré una vez más ese bambú, con ese tallo, como un junco, mecido por el viento, pero fuerte y sereno, dejándose llevar, pero inquebrantable. Y entre los susurros del viento te ví... La noche era tu pelo, las estrellas eran tus ojos, y ese bambú eras tú, tu esencia, la de tu país, que tanto sufre, y miramos y vimos un cielo limpio, transparente, cuajado de estrellas como hace tiempo que no veíamos y entonces supe, peque del alma, que allí están contigo, todos aquellos que en estos días han abandonado de forma tan dolorosa la vida para formar parte del universo.


China tiene más estrellas que nunca en el firmamento. Que todas ellas nos guíen hacia tí, mi niña querida...Mientras, te seguiré soñando entre en el bambú.


Te queremos...infinitamente, como el cielo...

2 comentarios:

Carmi dijo...

Que amados y deseados son nuestros hijos. Fruto del amor, de la paciencia, de la tristeza, de la alegría, frutos de la imaginación.
Y este largiiiiiiiisimo proceso nos ha dado la oportunidad de "saborear" las pequeñas cosas de la vida. Esas que pasan desapercibidas, por insignificantes.... y a la vez tan importantes.
Felicidades por el hermosa escapadita. De cuando en cuando... necesitamos refugiarnos en pequeños paraísos.
Un beso
Carmi.

P.D: Que acaba el curso!!!!!. Cuanto trabajo Dios!!!!!!!!!!!!

Juan y Helena dijo...

Ya leí la entrada que hiciste en el foro sobre vuestra celebración en Jaén y además de haberme emocionado, comono podía ser de otro modo, me he apuntado la dirección para escaparme con juanico un día, lo tenemos cerquita
Besos
Juan y Helena