lunes, 21 de abril de 2008

Al final del Arco Iris...




Querida peke del alma:
Dice la canción y la leyenda, que la felicidad se encuentra al otro lado del arco iris. Pues ayer, yo te busqué allí.
¡ Lo que son las cosas !
Llevamos varios días de lluvias intensas, necesarias por supuesto, pero desconocidas para los que vivimos en Andalucía por su intensidad y su "caudal". Es primavera, y las tormentas y chubascos son algo habitual en este tiempo, pero de la forma que lo ha hecho, no.
Yo necesito del sol, a veces, hasta para respirar. Me agobian los días grises, me entristecen el alma, y me da por la melancolía.
Pero a veces las casualidades existen. Nunca me acuerdo de mis sueños. NUNCA. Pero el sábado al despertar, lo hice llorando, y no precisamente de pena, lloraba de alegria, porque había soñado contigo. Yo estaba sentada en algo parecido a una piedra, en el suelo, en medio de un verde jardín, con pendiente, al final del cual se divisaba una pequeña piscina, y una balaustrada blanca, y tras esa balaustrada, el mar, un inmenso mar azúl, bajo un cielo más azul todavía. Tú me abrazabas por detrás, rodeabas mi cuello y aunque no podía ver tu cara, era la madre más feliz del mundo.
Cuando me levanté, se lo estuve contando a papá, y el sonreía porque dice que yo, sin meter el mar de por medio, no soy feliz. Es verdad, siempre ha ejercido una influencia casi mágica para mí. Siempre que me siento triste, si podemos, damos una escapada a la playa y recargo mis pilas. No me hace falta en pleno verano ni bañarme, me siento en la arena, y miro ese horizonte que se funde con el cielo, escucho el rumor de las olas, respiro la brisa, siento la sal, con la banda sonora de miles de risas infantiles de fondo que juegan en la orilla, y así, sin nada más, soy inmensamente feliz.
Pues bien, contándole a papá esto, comenzó a llover, muy fuerte. Le dije que estaba harta de agua, y que al menos, ya podía salir el arco iris que hacía mucho tiempo que no lo veía en el cielo.
Y así quedó la cosa. Pero ayer domingo, por la tarde, el cielo se cubrió de nuevo de nubes, y comenzó a llover con esa intensidad salvaje con la que ha estado lloviendo toda la semana. Yo planchaba. Y de repente, salió el sol. Me dió por acercarme a la ventana de casa, y ahí estaba el arco iris. Radiante, inmenso, y lo que es más curioso. Doble. En las fotografías no se aprecia porque salí corriendo a por la cámara y estuve tirando fotos sin tener muy en cuenta la calidad. Sólo quería guardarme ese momento.
El arco iris salió por tí. Y por mí. Yo necesitaba verlo y tú utilizas mensajes de aliento, de esperanza y de cariño que yo comprendo muy bien. Al final de ese arco iris estás tú. En medio de ese jardín que termina en la blanca balaustrada. Abrazándome mientras juntas miramos ese mar infinito, tan infinito como las aventuras y la vida que nos esperan juntas.
Y no encuentro mejor banda sonora, ni imágenes más bonitas que las que acompañan esta canción, que tantas veces he escuchado mientras veía vídeos de entrega y que para mí está unida para siempre a nuestra historia.
Te quiero, con todo, con absolutamente todo, mi amor.
mamá

1 comentario:

Carmi dijo...

Si es que los buscamos en todos los sitios a nuestros deseadiiiiiiiisimos hijos e hijas!!!!!!!!!.
Que hermosa vivencia nos has contado.
En las cosas más pequeñas, más cotidianas... allí encontramos "mensajes mágicos" de nuestros hijos.
Muchiiiiiiisimos besos
Carmi