miércoles, 14 de marzo de 2007

4 meses menos sin tí



Está empezando a oler a primavera. El aire se está rompiendo entre azahares y perfumes de mi tierra, de tu tierra, porque aunque tus ojos y tu legado, tu sabiduría y tu cultura sean de China, esta será tu tierra. La compartirás orgullosa, yo ya me siento un poquito china, porque si este país me da lo que más añoro en el mundo, lo que más deseo, no puedo por menos que estar eternamente agradecida de la mejor forma que pueda.

Estas noches de primavera empiezan a dejar volar mi imaginación. Las estrellas brillan más que nunca. Siempre he dicho que no hay cielo más azul que el de Andalucía, ni noches más embrujadas que las nuestras. Y es verdad. Me quedo mirando la luna, como hipnotizada, y en ella veo tu cara redonda, tu carita de luna y tus ojitos de sandía.

Hoy hace 4 meses que nuestro expediente duerme en algún rincón del CCAA esperando despertar del sueño y encontrarse con que el sueño por fín se ha hecho realidad. Y por muy duro que sea este camino, me está dando tanto amor, tanto cariño, tanta paz, que una y mil veces volvería a pasar por él.

Ya queda menos. 30 días son 30 días, muchas horas menos sin tí, estoy deseando que pase el verano y pueda decir que es es último sin tenerte mi cielo. Pronto llegará otro otoño, y tras él una nueva Navidad, y cuando comience el nuevo año, ay cuando comience, mejor ni pensarlo.

Ya sabes que te adoramos. Que vives en nuestro corazón. Que te queremos con el alma. Aquí te dejo una cosita que el otro día mientras venía en el tren de vuelta a casa tras trabajar en el cole, se me vino a la cabeza pensando en tí.

Quisiera que vieras, lo que mis ojos ven,
un cielo infinito de tardes de sol,
pintado a pincel, de un intenso azul,
entre campos dorados en el atardecer.

Quisiera que vieras la luz de esta tierra,
que será pronto tuya,
y que hoy es muy nuestra

Quisiera que vieras el campo andaluz,
cerezos en flor, trigales y olivos,
con sus blancos pueblos,
con sus arroyos dormidos.

Pero tú duermes mi cielo,
entre las estrellas,
escondida entre aromas de azahar,
en mis noches de primavera.

Tu mundo y el mío están separados,
por un puente de sueños,
por un hilo rojo de amor enredado.

Y a pesar de la distancia, de que seamos tan diferentes,
el corazón no conoce de tierras ni gentes.

Tus ojos de sandía, de media lunita,
con la sabiduría de una cultura infinita.
Los míos tan verdes, como tus campos de arroz,
con siglos de historia, del rey Almanzor.

Y yo en esta tarde, miro por los cristales,
de un tren que me lleva entre verdes trigales,
y me veo reflejada, y me miro y no me veo,
sólo veo tus ojos, y te mando mil besos.

No importa la distancia, no importa el tiempo,
sólo se que ahora mismo, a mi lado te tengo,
soy prisionera sin cadenas, esclava de tu corazón,
mi trono son tus manos, mi recompensa, tu amor.


Papá y mamá