lunes, 30 de julio de 2007

Luna llena, velas rojas

Querida peque del alma:

Esta noche brillará una inmensa luna llena en este cielo del último día de Julio. Como siempre, en casa, brillará la luz de una vela, roja por supuesto.

Cuando cada mes la encendemos, pensando en tí, no puedo evitar pensar, en cuantos otros hogares estará brillando esa misma vela, con la misma luz de esperanza que yo veo en ella. Cierro los ojos y puedo ver el mapa, y miles de diminutas lucecillas brillando con un mismo objetivo... Eso me llena el alma más si cabe aún.

Luego, como un ritual, ya sea verano, invierno, haga frío o calor, llueva o truene, saldré a la terraza y contemplaré unos minutos esa luna en todo su esplendor. Porque en ella, siempre he visto tu cara... ¿o por que crees que te llamamos carita de luna?. Es redonda, brilla en nuestro cielo, y guarda cada noche nuestros sueños, como tú.

Algún día saldremos juntas a mirar a la terraza, algún día veré brillar mi propia luna dormida en su cuna, algún día encenderemos la vela cada luna llena, por todos aquellos padres que aún sueñan con hacer realidad este deseo.

Mientras, seguimos haciéndolo por tí, por ellos, por las asignaciones, porque esto se acelere un poquito, porque la distancia se acorte, porque estos dos mundos, el tuyo y el mío, se hagan uno sólo.

Y hoy, quería decirte esto:

Se encienden las estrellas como brillantes prendidos en tu pelo negro,
y entre todas ellas brilla, tu carita que es mi deseo.
La noche no tiene angustia, si tú te asomas al cielo,
la noche no tiene prisa, se está enredando en mis sueños.

La luz de la luna llena, se cuela por las rendijas,
tu padre duerme tranquilo, su reflejo le ilumina.
Yo miro y miro mil veces, esa luz que parece un destello,
se que eres tú mi pequeña, aunque abrazarte no puedo.

Abro mis manos y en ellas, la luz se detiene un segundo,
es como si tu me acaricias desde el otro lado del mundo.
Quiero que nunca amanezca, porque mientras duermo te tengo,
enredando mi corazón, escondida en mis pensamientos.

Que esta luz de la luna llena, que es también la luz de tu mirada,
esté siempre con nosotros, aunque llegue la mañana.
Que guíe cada paso que demos, que ilumine nuestro camino,
hasta el día en que podamos, tenerte con nosotros cariño.

Te queremos, inmensamente, como sólo los padres, pueden hacerlo.

Mamá y papá