miércoles, 19 de septiembre de 2007

9 años de felicidad



Hoy, 19 de Septiembre, hace 9 años que tu papi y yo nos casamos. Ya llevábamos otros 9 años saliendo, con lo cual, sumamos 18 años juntos de nuestros 35, y eso peke, es una vida...

Y no quería dejar pasar sin recordar aquella tarde radiante, últimos coletazos del verano, en una noche cuajada de estrellas y con una brisa que inundaba todo el aire con olores de dama de noche y jazmín.

Llegué a la iglesia hecha un flan. Me temblaban las piernas, tu abuelo de los nervios se salió del coche y se le olvidó que tenía que darme la mano... momentos del directo... Cuando puse un pie en el suelo y vi a papá allí, en la puerta, con su sonrisa, esa que siempre está presente en su cara, me sentí la mujer más afortunda del mundo. La más feliz. Comenzábamos una nueva etapa en nuestras vidas, un proyecto de futuro, en el que sin saberlo, tú nos estarías esperando.

Tengo algunas lagunas de aquella tarde, hay cosas que recuerdo como en una bruma, se que lo pasamos de maravilla, tus primos Lara y Sergio, que tenían 5 y 2 años nos llevaron las arras. Sergio adora a su tío. Acababa de aprender a decir "titu" en lugar de tito, y lo repetía sin parar en la iglesia. El eco hacía que resonara más fuerte, y yo miraba la sonrisa de papá y la carita de Sergio que sólo quería venirse al altar...

Luego recuerdo las risas, los brindis, en ese marco incomparable de la sierra cordobesa que es el Parador de la Arruzafa, con la ciudad a los pies, en el mismo lugar donde siglos atrás Abderramán, gran califa de Córdoba estableció su palacio de verano. Veíamos las luces de la ciudad abajo, como diminutas estrellitas a nuestros pies... y volvíamos la cara y allí estaban todos los que queríamos tener a nuestro lado, amigos, familia... riendo y disfrutando.

Y en medio de tanta gente, salimos a bailar. A papá no le gustaba mucho la idea, es tímido, tú lo sabes, pero lo superó. Y lo más curioso de todo, es que allí, el mundo se paró. Se detuvo. Sólo estábamos él y yo, mirándonos a los ojos, y sin hablar nos decíamos miles de cosas, el mundo era nuestro para siempre, y nos hacíamos promesas calladas de mantener ese instante mágico para siempre.

Y así ha sido. No somos muy dados a tener fotos de la boda por casa. Pero la del baile sí que la tenemos. Refleja esa mirada que nos valió una vida, el amor que nos teníamos y que ha crecido más aún, la magia que lo rodeaba todo y que aún hoy existe en nuestras vidas.

En 9 años han sucedido muchas cosas. Buenas y regulares. Las hemos superado todas. Y seguiremos haciéndolo. Nos basta una mirada para comprendernos, una mirada para saber lo que deseamos, una mirada para solucinarlo... Como cuando nos fallaban los tratamientos médicos y en lugar de llorar, nos decíamos ¿dónde vamos a celebrar lo mucho que nos queremos?... Y nos íbamos a un buen restaurante de Córdoba, a ahogar las penas con un brindis por el futuro. Y ese futuro peke, ERES TÚ.

Hoy hace 9 años. Tendremos que celebrar un 10º aniversario para estar más cerca de tí. Y lo haremos como siempre lo hemos hecho, con una sonrisa y una mirada. Esa mirada de papá que detiene el mundo.

Te queremos peke, hoy si cabe, más que nunca...

Mamá