miércoles, 12 de diciembre de 2007

VIDA

Querida peke del alma:

Me vas a perdonar que haya estado ausente unos días. A veces la vida, esa vida que con mayúsculas nos está esperando y que tanto deseamos vivir intensamente contigo, te trae sorpresas. Unas nos gustan y otras no.

En esta ocasión, ha sido de la segunda. Hace ya unos días, mi querida Lola, compañera del cole, profesional como la copa de un pino, entregada a sus niños de educación especial, con su imborrable sonrisa, con su eterna dulzura, se fue para siempre. Llegamos juntas al cole hace 9 años. Ella siempre dispuesta para esos niños más débiles, pero tan maravillosos, y con tantas cosas por dar. Nunca a lo largo de esos años ha tenido Lola una mala cara, un No para nadie, un mal gesto. Todo lo contrario. Su sonrisa era ella misma. Su discreción, era su norma.

Hace unos días, cuando todos salíamos camino de casa, como rutina, mientras aún quizás nosotras aún estábamos en el comedor del cole, donde apenas hacía 10 minutos nos dijo "ea niñas, a descansar el puente", algo se cruzó en su camino y la vida se le fue con ese algo. Para siempre. No le gustaba conducir, y ese día cogió el coche.

A todos nos ha quedado un enorme vacío en el alma y una pena infinita. Pero como homenaje a ella, ahora que ya tengo más fuerza para escribir sin llorar, te cuento querida peke, que en el cielo han ganado una de las mejores maestras. Allí cuidará de los ángeles más pekeños, quizás tu pequeña princesa, que aún eres una estrella en el firmamento de mis sueños, tengas el placer de conocerla antes de que yo te abrace. Si la ves, dale un beso enorme cariño, y dile que aquí abajo, la seguimos queriendo, y mucho, y que se nos hace muy dura su ausencia.

La vida es vida porque cada día renace de sí misma. No se me ocurre cosa mejor que agarrarme a esa palabra y vivirla intensamente. Cada segundo, cada minuto.

Te queremos peke, con todo nuestra alma, con todo nuestro corazón. Más que nunca.
Papá y mamá