viernes, 22 de febrero de 2008

Porqué miramos al cielo...



Querida peke del alma:

Una vez más, anoche brilló la luna llena. A pesar de las nubes, a pesar de la lluvia, se asoma tímida y juguetona de vez en cuando.

Y esta mañana, muy temprano, como cada viernes, conduciendo camino de mi trabajo, con la noche aún serena, con el día empujando por nacer muy lejano todavía, pero ya presente en el horizonte, la luna seguía reinando en el cielo.

La luna iluminaba mi camino de carretera nacional, entre pinares y campo, entre Almodóvar orgullosa de su castillo y una córdoba lejana que se iba haciendo pequeñita.

La luna reinaba en el cielo. Un cerco misterioso la rodeaba, dicen los entendidos que es luna de lluvia, aunque hoy, no ha vuelto a llover. Y yo conducía en esa noche casi mañana, en esos primeros albores del día en los que los sueños se marchan para dejar paso a la realidad. Pero yo seguía mirando de reojillo al cielo. Y me preguntaba, ¿porqué miro tanto al cielo?

Mi respuesta eres tú. Aunque eres una realidad dentro de nuestro mundo y de nuestro corazón, aún perteneces al mundo de los sueños. Por eso cada noche, cada luna llena, yo te busco en ese lugar. A veces los madrugones que me doy merecen la pena. Y no se porqué, siempre me vienes a la cabeza en el mismo lugar. Dos estrellas fugaces he tenido la suerte de ver en estos últimos meses en ese tramo entre Almodóvar del río y Córdoba. Quizás porque ahí la noche sigue siendo noche, sin focos ni iluminaciones que nos despisten, sólo campo, naturaleza y nosotros. Es un tramo que mucha gente aborrece, nos hemos acostumbrado a autovías y rutas cómodas, y estas carreteras antiguas ya no nos seducen tanto. Pero para mí, ese tramo se ha convertido en algo especial. Un cachito de cielo que se enciende en luna y estrellas para mí cada día.

Una recompensa de belleza que me hace mirar una y otra vez y no cansarme nunca de verlo. A veces no se porqué miro al cielo. Dicen que allí es donde viven los sueños. Yo sólo se que allí encuentro paz y te encuentro a tí. Y que el día nace más luminoso, más bonito, más lleno de esperanza, porque con ese escalofrío de nostalgia, de inmensidad, de belleza, de lo que sea, mi corazón revive y se llena de ilusiones.

Algún día peke del alma, algún día, te llevaré allí. Y seguro que reconoces el lugar. Porque en forma de luna llena, de estrella fugaz, o de brisa, ya has estado allí, ya has estado en mí, y vives en ese cielo mientras llega la hora de poder abrazarte. Hoy quizás me explico porqué miro tanto al cielo, porque estás tú, sin duda alguna, porque en la negra noche veo tu negro pelo, porque en cada estrella veo brillar tus ojitos rasgados, y porque en cada luna llena, veo tu carita, esa carita de luna a la que escribo lo que siento, a la que llevo en mi corazón y en mi pensamiento, a la que tanto espero, a la que tanto sueño, a la que tanto quiero, a mi peke del alma, a mi hija del corazón, a mi princesa, que hasta tienes un castillo, en ese camino donde mamá te sueña.

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