lunes, 10 de marzo de 2008

Al vaivén del tren...

Querida peke del alma:

Ya sabes que viajo en tren a diario, bueno casi, algunas veces el horario me lo impide y voy en coche, lo cual también tiene sus ventajas, acuérdate de lo que te conté que veo en ese tramo del castillo de almodóvar...

Pero el tren es cómodo, me permite desconectar, mirar por la ventanilla y dejar que mi imaginación vuele allí donde estás tú, a mis sueños, me permite ver el amanecer, como esos primeros rayos de sol van inundando los campos que están explotando en primavera, me permite ver esconderse las últimas estrellas trasnochadoras, me permite observar como la luna compite con el sol hasta que ya no puede más y se esconde hasta una nueva noche, me permite ver los campos cuajados de girasoles, de ciruelos en flor, de caminos infinitos, de senderos desconocidos, me permite, viajar simplemente por el placer de viajar.

No es un tren de última generación, es sencillo. La gente aún charla todo el camino, para en muchos pueblos y el ir y venir de viajeros me gusta. Cada uno con su vida, con su historia, con su mundo y todos nos cruzamos por unos minutos en un mismo espacio, y compartimos el aire que respiramos...cruzamos miradas, sonrisas, saludos...

Y el tren continua con su vaivén y nosotros con nuestras vidas. Vidas cruzadas. A veces observo a los pasajeros e imagino como serán fuera de este tren. Que harán, que sueños tendrán. Cuando pierden sus miradas como yo la mía tras el mismo cristal opaco, se que tienen esperanzas guardadas, sueños dormidos, anhelos, igual que yo.

El tren me reconcilia muchas veces con el mundo. Gente sencilla que va y viene, que ocupa un lugar en mi vida aunque no me de cuenta, gente sencilla con vidas sencillas, sin agobios, entablando conversaciones banales que acompañan ese vaivén, ese vals de los railes, esa canción adormecedora en las primeras horas de la tarde...

En las miradas de los pasajeros hay ilusiones, ¿sabrán ellos de las mías? más de una vez he compartido mi historia, tu historia con desconocidos, porque surge, porque quiero, porque estoy orgullosa, siempre se han despedido de mí con un "suerte y que muy pronto abraces a tu niña". Me gusta.

Hoy, aunque sea una cosita sin importancia, queria contarte esta historia de cotidianeidad, pero que forma parte de mi vida, desde hace más de 9 años, y que me proporciona momentos de felicidad, de nostalgia, de melancolía, pero también de esperanza, porque siempre, a través de esos cristales, en algún momento, te veo a tí...

Somos viajeros de la vida, nos subimos y bajamos constantemente de las estaciones de nuestros sentimientos, y yo de momento, estoy embarcada en el viaje más largo, el más duro, pero a la vez el más gratificante, y el que me lleva al destino soñado, y esa, peque del alma, te aseguro, que eres TU.

Próxima parada: tu corazón

Te quiere con toda el alma, mamá

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