Querida peke del alma:
Hoy es 19 de marzo, San José, día del padre. Yo hoy lo celebro doblemente, por el mío y por el tuyo.
A mi padre, Antonio, tu abuelo, le agradezco tantas cosas que un blog no sería suficiente. Yo se que siempre seré su niña, de hecho, así me sigue llamando a pesar de mis 36 años. Cordobés de pura cepa, amante de su ciudad, de las tradiciones (¡cuántos paseos los domingos por las mañanas por esa judería, por su barrio de santa marina!), alegre, sociable, amigo de sus amigos, apasionado del dominó, del fútbol, emigrante en Barcelona durante unos años de su vida, trabajador incansable, amante de su familia, de sus hijas. De amplia sonrisa, embaucador y salamero, charlatán, contador de historias incansables, abuelo entregado, poeta de versos por los rincones (¡cómo le gusta dejar notitas y rimas!), de mirada limpia, de ojos verdes, despistado, pero sobre todo y ante todo: BUENA PERSONA. Mi padre es de esos hombres, de esa generación que entabla amistad con sólo una charla. Se hace querer, y yo lo entiendo. Nunca sabrá lo suficiente, lo orgullosa que estoy de él. Me vienen miles de recuerdos, a cada cual más maravilloso de mi infancia y de toda mi vida. Pero recuerdo especialmente, aquel día, con mis 23 años, cuando le comuniqué que acababan de salir las listas y había aprobado las oposiciones, como sus ojos se inundaron de lágrimas y lloró como un niño por lo orgulloso que estaba de mí. Más lo estoy yo de él. Recuerdo como me llevó muerta de risa al altar el día de mi boda, con sus cosas. Y como se ilusionó desde el primer segundo en que tomamos la decisión, de tu llegada. Las veces que me preguntará el hombre que cuando vas a llegar. Las veces que me repetirá que quiere pasearte por la playa, de la manita, para que todo el mundo vea la nieta de carita de luna tan preciosa que tiene.
Papá, te quiero. Eres el mejor.
El otro hombre de mi vida, es tu padre. Y hoy es su día, aunque aún no lo sepa, aunque aún no se lo crea. Es su día porque es padre desde el día en que decidimos ir por tí. Es su día porque desespera por tu ausencia tanto como yo aunque no lo manifieste de la misma forma. Es su día por la mirada que tiene cada vez que nos cruzamos con una niña china, no se puede expresar tanto con tan poco...
Y es un hombre maravilloso. Es sincero, fuerte como un árbol que eleva sus ramas al sol. Me da cobijo, me protege de los vientos, me da calor cuando lo necesito y brisa fresca cuando hace falta. El mismo se eleva, se crece, para buscar ese cielo que tanto necesita para respirar. Es confiado, dulce, pero sereno y firme cuando hay que serlo, aunque insiste en que cuando estés aquí, será el consentidor y yo la "dura". SE que se le cae la baba soñándote, que cuando compro algo para tí lo mira y se estremece. Que no es capaz de hablar del futuro sin ponerte a ti por delante. Que en su presente, en sus conversaciones, estás tú, cada vez más presente. Es bondadoso, todo el mundo lo quiere, a veces callado, reservado y tímido, pero con una sonrisa que desarma a cualquiera. Se que se va a tirar por los suelos contigo, que te bañará que te cambiará los pañales, que te dará de comer, que velará tus sueños. Que te montará en sus hombros y te llevará hasta los más alto, que te dará vueltas de campana, que se tirará por los suelos las veces que haga falta, que hará castillos de arena contigo, que te enseñará a no tener miedo a nada, a sentirte orgullosa de lo que eres y de donde vienes, a enfrentar los problemas, a ver el futuro con esperanza. Para mí, no hay otro padre mejor. Es imposible. Los dos váis a tener una inmensa fortuna el uno con el otro.
Yo hoy quiero dar las gracias a los dos hombres de mi vida, porque no pueden ser mejores. Esos dos hombres, también son parte de la tuya. TU PADRE, y TU ABUELO. Ambos te quieren con locura. Por eso hoy, es su día. Y por eso yo, me siento tan afortunada. La mujer, más feliz del mundo. Cuando estés aquí, ya lo verás cariño.
Todos te esperamos. Y de tu parte yo les doy un inmenso beso a tu padre, y a tu abuelo, y te mando el más fuerte del mundo, desde lo más profundo de mi corazón
Hoy es 19 de marzo, San José, día del padre. Yo hoy lo celebro doblemente, por el mío y por el tuyo.
A mi padre, Antonio, tu abuelo, le agradezco tantas cosas que un blog no sería suficiente. Yo se que siempre seré su niña, de hecho, así me sigue llamando a pesar de mis 36 años. Cordobés de pura cepa, amante de su ciudad, de las tradiciones (¡cuántos paseos los domingos por las mañanas por esa judería, por su barrio de santa marina!), alegre, sociable, amigo de sus amigos, apasionado del dominó, del fútbol, emigrante en Barcelona durante unos años de su vida, trabajador incansable, amante de su familia, de sus hijas. De amplia sonrisa, embaucador y salamero, charlatán, contador de historias incansables, abuelo entregado, poeta de versos por los rincones (¡cómo le gusta dejar notitas y rimas!), de mirada limpia, de ojos verdes, despistado, pero sobre todo y ante todo: BUENA PERSONA. Mi padre es de esos hombres, de esa generación que entabla amistad con sólo una charla. Se hace querer, y yo lo entiendo. Nunca sabrá lo suficiente, lo orgullosa que estoy de él. Me vienen miles de recuerdos, a cada cual más maravilloso de mi infancia y de toda mi vida. Pero recuerdo especialmente, aquel día, con mis 23 años, cuando le comuniqué que acababan de salir las listas y había aprobado las oposiciones, como sus ojos se inundaron de lágrimas y lloró como un niño por lo orgulloso que estaba de mí. Más lo estoy yo de él. Recuerdo como me llevó muerta de risa al altar el día de mi boda, con sus cosas. Y como se ilusionó desde el primer segundo en que tomamos la decisión, de tu llegada. Las veces que me preguntará el hombre que cuando vas a llegar. Las veces que me repetirá que quiere pasearte por la playa, de la manita, para que todo el mundo vea la nieta de carita de luna tan preciosa que tiene.
Papá, te quiero. Eres el mejor.
El otro hombre de mi vida, es tu padre. Y hoy es su día, aunque aún no lo sepa, aunque aún no se lo crea. Es su día porque es padre desde el día en que decidimos ir por tí. Es su día porque desespera por tu ausencia tanto como yo aunque no lo manifieste de la misma forma. Es su día por la mirada que tiene cada vez que nos cruzamos con una niña china, no se puede expresar tanto con tan poco...
Y es un hombre maravilloso. Es sincero, fuerte como un árbol que eleva sus ramas al sol. Me da cobijo, me protege de los vientos, me da calor cuando lo necesito y brisa fresca cuando hace falta. El mismo se eleva, se crece, para buscar ese cielo que tanto necesita para respirar. Es confiado, dulce, pero sereno y firme cuando hay que serlo, aunque insiste en que cuando estés aquí, será el consentidor y yo la "dura". SE que se le cae la baba soñándote, que cuando compro algo para tí lo mira y se estremece. Que no es capaz de hablar del futuro sin ponerte a ti por delante. Que en su presente, en sus conversaciones, estás tú, cada vez más presente. Es bondadoso, todo el mundo lo quiere, a veces callado, reservado y tímido, pero con una sonrisa que desarma a cualquiera. Se que se va a tirar por los suelos contigo, que te bañará que te cambiará los pañales, que te dará de comer, que velará tus sueños. Que te montará en sus hombros y te llevará hasta los más alto, que te dará vueltas de campana, que se tirará por los suelos las veces que haga falta, que hará castillos de arena contigo, que te enseñará a no tener miedo a nada, a sentirte orgullosa de lo que eres y de donde vienes, a enfrentar los problemas, a ver el futuro con esperanza. Para mí, no hay otro padre mejor. Es imposible. Los dos váis a tener una inmensa fortuna el uno con el otro.
Yo hoy quiero dar las gracias a los dos hombres de mi vida, porque no pueden ser mejores. Esos dos hombres, también son parte de la tuya. TU PADRE, y TU ABUELO. Ambos te quieren con locura. Por eso hoy, es su día. Y por eso yo, me siento tan afortunada. La mujer, más feliz del mundo. Cuando estés aquí, ya lo verás cariño.
Todos te esperamos. Y de tu parte yo les doy un inmenso beso a tu padre, y a tu abuelo, y te mando el más fuerte del mundo, desde lo más profundo de mi corazón
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